El cambio siempre comienza en uno mismo

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lunes, 16 de abril de 2012

Efecto mariposa

Viernes, 08:38 am en una casa de Sevilla...:
- (un hijo) Mamááá...
- Quéééé?
- A tá, no edo....mellera subi...no edoooo 
- Mira es así, ves? Intentalo, anda, tú solo, otra vez, yo estoy aquí
- Mamááá´....no edoooo....
- (el otro hijo) Mamá, no ves que no puede? Ayúdale!! Tú eres mamá!!

Ayúdale?? Y qué llevo haciendo todo el invierno?? Pues no se lo enseño todos los días....Mi hijo el pequeño, el del cromosoma de más, estaba intentando enganchar la cremallera del chubasquero para poder subirla y no podía. Mi hijo el mayor, al ver que yo no se lo hacía por él, me recriminó. Si no puede, se lo tiene que hacer mamá - supongo que esa era la lógica de él en ese momento.

Miro el reloj del microondas: 08:47 dos minutos más era el plazo que tenía para llegar justo al colegio y que no me cerraran la puerta...me arriesgaba? Sí, no había más remedio!!

No se lo hice, le mostré como era una y otra vez, y después de 3 minutos 1/2 el pequeño logró hacerlo solo solito. ;-)

Como dijo Julia Roberts en Pretty Woman mi coche cogía las curvas como por raíles, vamos ni el Fernando Alonso.

Entró en el colegio más chulo que un ocho, hasta la profesora comentó "anda que sobrao viene este hoy, no?" Y tanto!! Había logrado enganchar la cremallera después de todo un invierno, el truco estaba en meter la barrigota pa dentro para poder ver el enganche!!

Me quedé el resto del día dándole vueltas de cómo explicarles a ellos porque yo no hago ciertas cosas y dejo que ellos lo intenten una y otra vez aunque se desesperen. Vale, que sí, que lo sé, que lo de la cremallera es un detalle tonto, pero es que así hay muchos...y no tan tontos...por eso le dí vueltas...

Hablando con mi hermana la tercera, le comenté la importancia de no actúar nosotros por nuestros hijos...desde pequeñitos son ellos los que tienen que vivir, porque viviendo es como adquieren experiencia y por lo tanto aprendizaje.

Al rato recibí un e-mail de ella: "Espero que te sirva" y sí, sí que me sirvió, tanto que lo quiero compartir con vosotros:

"Un día, en una pequeña abertura apareció una oruga; un hombre la miraba durante varias horas, viendo cómo se esforzaba para hacer que su cuerpo saliera a través de aquel pequeño agujero.

Llegó un momento en que pareció que la oruga, a pesar de su esfuerzo, no avanzaba nada. Parecía que había llegado a un punto en que ya no podía avanzar más...Entonces el hombre decidió ayudar a la oruga y agrandó el agujero. La mariposa salió sin dificultad. Pero su cuerpo estaba débil, las alas no estaban desarrolladas y las patitas no la sostenían.

El hombre continuó observándola esperando que en cualquier momento se lanzara a caminar y emprendería el vuelo a través de las flores. Pero nada sucedió. La mariposa pasó toda la vida arrastrándose por el suelo. Fue incapaz de elevar el vuelo.

Lo que el hombre, que con toda su buena voluntad quiso ayudar a la mariposa, no entendía es que, al hacer un gran esfuerzo para atravesar el pequeño agujero, los jugos vitales se iban distribuyendo y extendiendo por las partes del cuerpo que requerían fortaleza para volar. Al pasar el agujero sin ese esfuerzo, las alas no recibieron la sustancia necesaria, y así la mariposa no era fuerte  y no pudo volar".

TENGAMOS PACIENCIA CON NUESTRAS ORUGAS PARA QUE SE CONVIERTAN POR SÍ MISMAS EN MARIPOSAS

Foto: Sara Rodriguez