Cuando el Síndrome de Down llega a Casa
Carlota Fominaya, redactora de Abc Familia, publicó un articulo de Alanko, es decir, nosotros, toda la familia.
Aunque os he puesto el link arriba, el artículo dice así:
Carlota Fominaya, redactora de Abc Familia, publicó un articulo de Alanko, es decir, nosotros, toda la familia.
Aunque os he puesto el link arriba, el artículo dice así:
Cuando María tuvo a su primer hijo, en el hospital se
lo entregaron con una sonrisa y con un «enhorabuena por este precioso bebé». Le
dieron el alta, y se fue a casa con él a aprender la dura tarea de ser mamá.
Con el segundo no hubo enhorabuenas, ni sonrisas, ni ningún comentario. A las
pocas horas pasaron por su habitación un ejército de médicos, especialistas,
trabajadores sociales… y antes de darle el alta llevaba el decálogo de cómo
criar, educar y tratar a su nuevo hijo debajo del brazo. Quedaron totalmente
anulados sus instintos, sus ilusiones, sus propósitos…y todo esto, ¿por qué?
Por la sencilla razón que había nacido con un cromosoma de más. «Sí, había
nacido con Síndrome de Down. Pero hoy, después de cinco años, ya sabemos que
sólo significa que nuestro hijo tiene un cromosoma más. Sólo eso», afirma
dulcmente esta mujer.
Con toda esta premisa como padres,
pensaron entonces que sólo less quedaban dos salidas: «Aceptar las cosas como
son, y hacer de tripas corazón, o luchar por alguien tan importante para
nosotros, y ver qué podíamos hacer para romper con el estigma y si era posible
cambiar las cosas. Una de las proezas del ser humano es que es capaz de cambiar
las cosas y saltar las barreras más altas. Hoy creemos que estamos en el camino
acertado», explica la fundadora de Alanko.
Decidieron conocer y pedir opiniones diversas sobre el
síndrome y lo primero con lo que se encontraron es que había personas con este
síndrome muy capaces de hacer muchas cosas. «O tienes un cromosoma más o no lo
tienes. No hay más, no hay grados ni por lo tanto, más etiquetas», afirma con
cierta contundencia. ¿Qué pasaría si educáramos a nuestro hijo menor al igual
que lo hicimos con el mayor?, se preguntaron ella y su marido. «Cinco años
después podemos decir que lo que ha pasado es que nuestro hijo puede hacer
cosas como cualquier niño, hacer lo que quiera si se lo propone, y sobre todo
sabe que nos tiene a nosotros para seguir enseñándole a crecer y desarrollarse
como niño y como persona».
Por este motivo, esta familia quiere transmitir que
las cosas no tienen porqué ser como siempre, que puedes cambiar y hacer de tu
vida lo que uno quiere y no lo que otros dicen. «¿Acaso no vale la pena
intentarlo? Está claro que este camino no es fácil, y de hecho cuando planteé
mi “problema” en la empresa donde trabajaba vi que casi era incompatible el
trabajar con atender a mis hijos. Al final tuve que dejar el trabajo por no
poder compatibilizarlo o mejor dicho organizar bien mi vida profesional con mi
vida laboral como me dijeron», cuenta. «Quizás como sevillana y tozuda que soy,
a raíz de toda esta historia me propuse no sólo darle a mi hijo todas las oportunidades
que pudiera, si no transmitir todo aquello que estábamos aprendiendo con el, a
padres de todo el mundo que se encuentren en la misma situación», añade.
El
objetivo de Alanko
Con este germen, pese a la crisis y todo
el viento en contra, nacióAlanko, un proyecto en el
que reflejan sus experiencias y vivencias a la hora de educar a un niño con
Síndrome de Down y como facilitar la educación familiar en general. La primera
herramienta que han puesto en marcha ha sido el Organizador Familiar, «fruto de
las necesidades de conocer todo aquello que teníamos que hacer con Antonio en
cuanto a médicos, colegio, día a día…», comenta María. Con este Organizador
Familiar además, destinan parte de los beneficios a organizaciones sin ánimo de
lucro este año la donación va a ASPAU una Asociación de Padres de niños con
Autismo, que realizan labores de concienciación sobre la Inclusión y que,
«ahora más que nunca —recalca—, están ayudando y apoyando a muchas familias de
nuestro país».
El resto de los beneficios lo van invirtiendo en su
proyecto social para demostrar, no sólo que se pueden hacer cosas en tiempos de
crisis, «sino que tener Síndrome de Down puede significar sencillamente tener
un cromosoma más, y no lo digo por que mi hijo haya sido, con 5 años, capaz de
montar en bici, ser cinturón blanco-amarillo de karate, esté aprendiendo a leer
y escribir, aprender en el colegio como uno más, ser bilingüe español-alemán,
sino porque si no hacemos algo por cambiar las cosas, nunca cambiarán».
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